El día comenzó con nuestro típico y modesto desayuno de la Palestra, pero no por eso es desagradecido, sino todo lo contrario, todas las mañanas nos despertábamos con una sonrisa, ya que siempre encontrabas un compañero compartiendo el desayuno contigo, y eso si que lo hacía realmente especial.
Tras el desayuno, nos dirigimos al municipio de Sacaba, donde visitamos un centro de educación inicial, muy parecidos a nuestras granjas escuelas que encontramos en España, donde los niños aprendían a desenvolverse en su entorno, a cultivar, a la cría de animales, al desarrollo de fertilizante natural..., una serie de habilidades que podrían facilitarles la vida en un futuro cercano, y también aprenderían a valorar aún mas si cabe, la tierra donde viven. También, pudimos visitar una unidad educativa (donde nos hicieron una representación escénica y musical de su cultura) , y el proyecto de nuevo centro que se estaba desarrollando.
En la comunidad mencionada, pudimos disfrutar de una agradable almuerzo, en compañía de los educadores y algún que otro miembro de la comunidad, antes de partir a nuestro próximo destino.
Emprendimos viaje, y tras alrededor de 4 o 5 horas de bus, por terreno montañoso, que nos permitían tener una agradable panorámica del lugar, llegamos a la comunidad indígena de Challviri. Un lugar muy rural, apacible y bastante apartados de los núcleos urbanos, que nos llamó la atención en primer instante por lo reservado y tímido de sus gentes.
Nada mas llegar a la comunidad, nos dirigímos a la Unidad Educativa, donde nos recibieron con mucho agrado, y nos instalamos en un aula habilitada para ello, con unos colchones que habían comprado expresamente para nuestra visita!!!. Desde allí, dimos un paseo por el pueblo, y pudimos conversar y tener un momento de tranquilidad, para comentar lo que estaba siendo la experiencia.
Cuando oscureció, volvimos para preparar la cena, donde compartimos tanto la comida preparada por ellos, consistente en diferentes tipos de tubérculos, así como pescado, y nuestra característica tortilla de patatas, preparadas por Julián principalmente, y demás miembros del equipo de Jóvenes Cooperantes. Fue una noche muy entrañable, donde compartimos la comida, también pudimos llevar vino de allí "Campo de Solana", el baile, cante, risas... hasta que el cuerpo aguantó y nos fuimos a reposar cena y sensaciones a nuestros aposentos.
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